SIEMPRE ESTÁ CANSADO, ¿PODRÍA TENER ANEMIA?

La anemia es la disminución de la cantidad de glóbulos rojos, a consecuencia de una hemorragia fuerte o por ciertas enfermedades, hereditarias o adquiridas. Los síntomas más visibles son palidez, cansancio, desfallecimiento, somnolencia y mareos al hacer un mínimo esfuerzo.

El hierro es absolutamente fundamental para el organismo y su correcto desarrollo, pues influye en el transporte de oxígeno desde los pulmones hasta los tejidos. La anemia infantil más habitual es la ferropénica. La falta de este mineral se corrige con un tratamiento a base de hierro durante dos o tres meses, que debe combinarse con una dieta equilibrada.

Dietas pobres en hierro causan anemia

La anemia no es una enfermedad, sino una indicación de otro problema; por eso, es importante detectar la causa. En general, ésta es simple y las reservas de hierro pueden volver a su nivel normal mediante una dieta y con suplementos de hierro. Sin embargo, puede ser síntoma de algo más serio, como una hemorragia intestinal. Por tanto, la anemia ferropénica nunca debe ser ignorada y debemos buscar su origen que puede estar en:

– Una dieta pobre en hierro. Se da con mayor frecuencia en niños menores de dos años o en personas que siguen estrictas dietas vegetarianas.

– Dificultad para absorber hierro de los alimentos. Se relaciona con problemas de estómago o en los intestinos.

– Hemorragias que reducen el número de glóbulos rojos en el cuerpo, como las menstruaciones abundantes en las adolescentes.

– Otras causas son: enfermedades infecciosas, carencias de vitamina B12 o de ácido fólico, la mala alimentación, parásitos intestinales, dar leche entera de vaca u otros animales antes del año, embarazo, uso abusivo de antiinflamatorios y ciertos tipos de cáncer.


En niños, el crecimiento rápido puede originar la anemia

La anemia se puede dar entre los 6 meses y 3 los años de edad, en aquellos pequeños que no han recibido un tratamiento preventivo, ya sea a través de una dieta complementaria a base de alimentos reforzados con hierro o con suplementos farmacéuticos indicados oportunamente por el pediatra.


Habitualmente, durante el primer año de vida los niños presentan un rápido crecimiento, para el cual su organismo utiliza las reservas de hierro. Si éstas no son complementadas en ese tiempo, están expuestos a sufrir un déficit de hierro que derivará en un cuadro denominado anemia ferropénica. En este sentido, las adolescentes debido a la menstruación y al rápido crecimiento, también están propensas a padecer anemia.

A menudo las uñas y el cabello se vuelven frágiles y quebradizos. Otra señal característica es el que el borde interno del párpado inferior no está rojo, como es lo normal, sino que presenta un tono rosa pálido. De esta manera, puede producirse anemia bien por falta de glóbulos rojos, bien por carencia de hierro. Cuando los índices de hierro son normales y la anemia se origina por la falta de glóbulos rojos, el pediatra suele prescribir vitamina B12, ácido fólico y proteínas.


¿Qué debe comer un niño con anemia?

Si a tu hijo/a le han detectado una anemia ferropénica es aconsejable prestar atención a su dieta para que sea variada y comprobar que consume suficiente hierro. El hígado, la carne -sobre todo de vaca- y el pollo son tres de las fuentes principales de hierro; a los cereales y al pan se le agrega hierro artificialmente.

Algunas verduras lo contienen, aprovechándose más si se acompañado por zumo de naranja, pero no se absorbe tan fácilmente este mineral como si proviene de la carne. También se puede aumentar el hierro en la dieta al cocinar alimentos ácidos en cacerolas de hierro, pues éste lo absorbe del propio recipiente. Otros ingredientes que no pueden faltar en las dietas infantiles son las legumbres (lentejas, garbanzos), los pescados, el tomate, etc. De cualquier modo, para dar suplementos de hierro a un niño siempre debe prescribirlo un médico, pues la automedicación podría ocultar algo más serio, ya que además un exceso puede ser peligroso. Hay personas que tienen una disposición para retener hierro y si toman suplementos sin el oportuno control médico, su hígado podría sufrir las consecuencias del exceso. Algunos de los problemas menos serios causados por la ingestión de suplementos son el estreñimiento, la indigestión y la distensión abdominal.

Come bien, pero adelgaza

La anemia puede producir diferentes síntomas de acuerdo a su severidad, pero en la mayoría de los casos los niños anémicos presentan: sensación de frío, palidez cutáneo-mucosa (alrededor de las encías, ojos, uñas, manos y labios), fatiga, somnolencia (sueño excesivo y permanente), irritabilidad, decaimiento o apatía, debilidad muscular, adelgazamiento, hiporexia (disminución del apetito), taquicardia (aumento de la frecuencia cardíaca), infecciones de repetición, retardo en el crecimiento y en el desarrollo psicomotor. Algunos otros síntomas dependen de la causa de la anemia: cambios en las uñas, piel y lengua, sobre todo en las anemias causadas por la falta de vitaminas como la B12 y el ácido fólico.

Falsos mitos sobre la anemia

En contra de la creencia popular, las espinacas no contienen tanto hierro, ni éste es absorbido fácilmente por nuestro cuerpo. Lo mismo ocurre con las lentejas y otras legumbres, aunque tienen mucho hierro, nuestro organismo no lo asimila con tanta eficiencia como siempre hemos creído. En estos alimentos está presente otra sustancia, el llamado ácido fítico, que frena la absorción gástrica de este mineral.

En cambio, otros productos, como la patata, el brócoli, el tomate y las coles, son ricos en ácidos málico, cítrico y ascórbico, que facilitan el paso del hierro a la sangre. Pero los alimentos esenciales en la dieta de un niño que padece anemia ferropénica son, sin duda, las carnes rojas, el pollo y por supuesto, los pescados y productos lácteos, que aportan buenas cantidades de este mineral. El pediatra indicará en qué casos es preciso recurrir a un suplemento que contrarrestre la carencia de hierro.

La anemia baja el rendimiento escolar La consecuencia más importante de la deficiencia de hierro, especialmente si ha llegado al grado de anemia moderada, se refiere al desarrollo intelectual presente y futuro de los niños. En los escolares anémicos, se ha demostrado reiteradamente una disminución en su rendimiento, hecho que mejora con la corrección de la deficiencia. En los más pequeños, por otra parte, se detecta un retraso madurativo importante. El déficit de hierro en la infancia puede producir alteraciones en el coeficiente intelectual, que perdurarán toda la vida.

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